Acerca del libro “cambios y continuidades en el conflicto colombiano. 2024”

El fracaso del gobierno, reconocido por el propio presidente Petro, en el tan comentado como trivializado y mofado consejo de ministros del 4 de febrero pasado, como era de esperarse también ha tocado su propuesta electoral básica de la Paz Total para la sociedad colombiana, que se debate atormentada por un conflicto interno social y armado vicioso, de más de 70 años, reciclado después de cada intento de “negociación”, con todas sus consecuencias deletéreas y destructivas, bien conocidas por todos como una salmodia triste y opresiva que requerirían libros y libros de sufrimiento para poder relatarlo, conocerlo o siquiera tratar de interpretarlo histórica o sociológicamente.

Sufrimiento, que me induce la pregunta derivada; de SI el imperialismo y la oligarquía cipaya colombiana, teniendo conocimiento de que las aguas tardarían mucho tiempo en volver a sus niveles normales como lo había advertido el dirigente popular Jorge Eliecer Gaitán; realmente sopesaron aquel fatídico 9 de abril de 1948, lo que ocurriría en el tiempo y el espacio, al tomar aquella cruel decisión de ejecutarlo y, crear inmediatamente o enseguida, aquel primer intento monstruoso del terror oficial contrainsurgente para cazar nueveabrileños del partido liberal y comunistas; que se llamó la policía conservadora chulavita.

Hoy para recordárnoslo, como un espectro retorcido en un espejo de la historia, uno de los actuales grupos armados organizados (GAO), como los llama el Estado, dedicado al narco paramilitarismo oficial lleva el nombre de tribuno ejecutado. Otro, reclamado comunista, retoma el nombre de Marquetalia para recordarnos el bombardeo de 1964, con napalm estadounidense, a los 48 comunistas descamisados de Marulanda. Y uno más, regresa al fracaso de 1990, rememorando a la Coordinadora Simón Bolívar. Es decir, la fuga no es hacia adelante como dicen los postmodernos franceses, sino hacia atrás.

Pero no es solo el tormento espectral, es la triste realidad de lo real cotidiano, pasada por alto por los analistas del conflicto que se devanan los sesos tratando de encontrar las multicausas de lo que se disparó en nuestra patria aquel 9 de abril, con el experimento singular, geoestratégico y geoeconómico de unir y fusionar (según la receta presidencial del sancocho colombiano) Imperialismo con contrainsurgencia y con fascismo, para conformar la trinidad política económica excepcional y única, que ha destruido la sociedad colombiana y amenaza incluso su futuro como nación.

El actual conflicto histórico, social y armado que desangra a la sociedad colombiana o para ser más exactos a la Formación Económico-social concreta de Colombia y que en sus inicios fuera calificado en 1959, por el reconocido historiador Marxista Eric Hobsbawum en su libro ya clásico de “Rebeldes Primitivos”, como una transición pre-política en una sociedad rural en transición violenta hacia el modo de producción capitalista.

 No transitó hacia un capitalismo pleno o en desarrollo según el modelo teórico-concreto clásico descrito por Marx, sino que fue deformado y utilizado conscientemente para profundizar el subdesarrollo social, la sobre-explotación de la mercancía fuerza de trabajo y el despojo agrario que se conoce como la categoría marxista de la Dependencia, sino que transitó hacia un capitalismo subdesarrollado, deformado, regresivo y dependiente (en todo sentido) del Imperialismo estadounidense en expansión, ya fusionado con la estrategia contrainsurgente y la coerción militarista extrema anticomunista del fascismo, como lo demostraron en la década del 70 del siglo pasado y lo siguen demostrando 50 años después los investigadores y seguidores de la Teoría Marxista de la Dependencia (TMD), según lo ha evidenciado objetivamente el economista Claudio Katz en su libro que invito a leer. (Ver en https://katz.lahaine.org/b2-img/LATEORADELADEPENDENCIADESDEELMIRADORDEGA.pdf

Sin esta consideración, materialista, histórica y dialéctica o marco general, cualquier análisis por explicar la complejidad y multicausalidad del llamado conflicto interno colombiano, seguirá dando vueltas y revueltas sobre una apariencia violenta, que impide desentrañar la esencia contradictoria profunda que ha movido por décadas dicho acontecer conflictivo.

Con esto, me estoy refiriendo intencionalmente a los valiosos y muy importantes aportes analíticos hechos en el libro compilado por la Unidad de implementación del Acuerdo de Paz, que unos amigos me han enviado, titulado “Cambios y continuidades en el conflicto. A diez años de la Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas”. Bogotá. 2024. 398 páginas; donde bajo la dirección de Gloria Cuartas, se han recogido los ensayos o estudios de 11 especialistas en este asunto, a quienes se debe mencionar con la recomendación expresa de leerlos o si es posible estudiarlos y cotejarlos en ensayos particulares para cada uno, que supera este comentario inicial para inducir el debate correspondiente, de cómo y porqué se ha llegado a la situación actual.

Ellos son: Lina Brito. Estefanía Ciro. Sergio de Zubiría. Gustavo Duncan. Jairo Estada. Javier Giraldo SJ. Francisco Gutiérrez. Víctor Manuel Moncayo. Eduardo Pizarro. Luis Fernando Trejos, y Renán Vega Cantor.

Este libro en mención, por la seriedad con la que fue escrito y compilado, no tengo duda constituye un corpus teórico bastante amplio que seguramente contribuirá, en estos momentos de confusión y crisis, a mejorar las condiciones políticas y prácticas tan necesarias, para enfrentar la arremetida reaccionaria de todo el Bloque de Poder Contrainsurgente (BPCi) dominante y hegemónico en Colombia, el que unido en todas sus expresiones “electoreras” tanto de extrema derecha, de derecha o, del centro derecha, sin vacilaciones se encamina a recuperar el gobierno en las próximas elecciones presidenciales del 2026, con el fin de continuar el continuismo sin fin. Aprovechándose de la creciente frustración social producida por los garrafales errores del actual gobierno, con el fin de para ahondar la contradicción evidente entre la carencia en Colombia de un Partido de izquierda colectivo y de masas, versus, el líder individualista, egocéntrico, ecléctico-diletante y chapucero.

Y como lo han manifestado ampliamente, contando con el  apoyo y orientación de la Embajada más grande del Mundo, se encaminan a recomenzar (reciclar) otro ciclo de violencia política en Colombia, echando por tierra cualquier posible consideración de encontrarle una Solución Política al llamado conflicto interno colombiano (el que como lo he sostenido desde hace mucho tiempo) descansa sobre la base de acordar desde abajo, desde la Movilización Social y de manera democrática una nueva Constitución Política, que refleje la nueva correlación de fuerzas existente en el el país y en el exterior Global. Totalmente diferente a la sociedad de los “rebeldes primitivos” que analizó Hobsbawm en 1959, y al imperialismo de la primera guerra fría de aquella época dorada de la sociedad estadounidense en expansión mundial, con la Coca Cola, los ruidosos y humeantes autos gigantescos, la falda al viento de Marilyn y, el rock and roll de Elvis Presley.

Fuente Imagen. Internet: el guerrillero liberal Guadalupe Salcedo, entrega sus armas al general Duarte Blum en septiembre de 1953.