Colombia: Impunidad o pax de los sepulcros

Por: Alberto Pinzón Sánchez Publicado 26-05-20

Esta parece ser la opción que continúan presentando al Pueblo trabajador colombiano, las dos fracciones de la oligarquía dominante en sórdida riña por la Hegemonía desde el 2010, cuando el calculador y contumaz tahúr JM Santos se le “torció al miniführer AUV”, poco despues de haberlo engañado para que le apoyara su presidencia de la república. ¿No me creen? Bueno, entonces por favor lean con despacio y detenimiento la última entrevista que el expresidente de la pax, presenta en el diario El Tiempo, esa privilegiada tribuna mediática del bloque de poder dominante en Colombia desde hace 109 años, cuando se fundó en Bogotá. Ver https://www.eltiempo.com/politica/proceso-de-paz/reforma-unilateral-del-acuerdo-de-paz-seria-insensatez-dice-santos-498926

 Trataré de hacer un breve resume destacando el meollo de lo expresado por el premio Nobel de la pax:

1. Los incumplimientos del Acuerdo con las Farc

..”Periodista: Pero ¿sí ha habido incumplimientos por parte de las Farc?

JM Santos: Por supuesto que sí. Pero recuerde también que las Farc cumplieron con la primera y principal condición: desarmarse completamente.

P: Y en su opinión, ¿el gobierno del presidente Duque sí cumple los acuerdos?

JMS: El Gobierno también ha incumplido. Pero aprovecho para decir algo muy importante: el presidente Duque tiene una oportunidad de oro para unir al país después de la pandemia alrededor del cumplimiento de los acuerdos. No hay que olvidar que la implementación de los acuerdos en lo rural, en la lucha contra los cultivos ilícitos, en la reforma política, en los llamados PDET (Programas de desarrollo con enfoque territorial) no es para beneficio de las Farc, sino de los colombianos, en especial de los que más sufrieron con el conflicto armado.

Si Duque no une al país alrededor del cumplimiento de los acuerdos, y créame que este es el tema que con más facilidad puede unir a los colombianos, no me quiero imaginar con qué gobernabilidad va a administrar el desastre que va a enfrentar en materia económica y social como secuela del coronavirus. Imagínese en unos meses la economía en profunda recesión, la pobreza y el desempleo disparados, y tantos otros problemas que la pandemia ha visibilizado a flor de piel. Las protestas que vimos al final del año pasado serán un juego de niños.

P: ¿Usted cree que el coronavirus va a frenar la consolidación de la implementación de los acuerdos de paz?

JMS: Para responder su pregunta, el coronavirus frenó todo. Pero espero de corazón que apenas pase, apenas dejemos atrás esta pesadilla, Duque entienda que tiene una oportunidad de oro de unir el país alrededor de la paz. Y solo uniendo al país tendrá la suficiente gobernabilidad en los dos años que le faltan para medio sacarnos del pantano de arenas movedizas en el que nos estamos hundiendo.

2. Modificación del Acuerdo 

 P: ¿Qué opina de la propuesta del ministro de Defensa de ‘abrir la posibilidad de buscar un acuerdo para modificar los acuerdos’ con las Farc?

JMS: Todo acuerdo de paz, por su naturaleza, es imperfecto y susceptible de mejorar, siempre y cuando sea de común acuerdo entre las partes. Modificarlo unilateralmente es perfidia (nótese el uso torticero que hace del concepto de Perfidia definido en el artículo 37 del protocolo adicional I de la Convención de Ginebra 1949. APS)

P: Pero sobre el tema de la paz, ¿la propuesta de modificar los acuerdos será para hacerlos ‘trizas’, como se dijo en la campaña?

JMS: Algunos querrían, pero no podrán. La paz con las Farc, que por demás dejaron de existir como grupo armadoes irreversible. A pesar de los incumplimientos y los asesinatos de algunos de sus miembros, la inmensa mayoría se mantiene en el proceso. Y, le repito, el país está hoy en otra cosa.

P: Si pudiera hacerlo, ¿qué le cambiaría al acuerdo con las Farc?

JMS: De pronto la parte procedimental de la JEP quedó muy dispendiosa, muy santanderista. La JEP debe producir resultados pronto porque la demora les da pie a sus críticos.

3. Otros temas tratados: Las reacciones políticas al nombramiento de Jorgito cuarentaiuno (J41). Los acuerdos con los “hombres imposibles” el ELN.  La lucha contra las disidencias de las Farc y otros grupos armados. La Paz como victoria militar según el concepto del tristemente célebre general Violencia Tovar (pax de los sepulcros en curso). El apoyo del gobierno Duque a la decisión de Trump sobre Cuba y el antiterrorismo. Y, a su socio el “posible” Timolíon Londoño, le sugiere (¿le ordena?) que cambie el nombre de su partido de la Rosa, pues según lo dicho la FARC ya no existe.

La respuesta del otro-bando a la entrevista en comento no se hizo esperar: Rápidamente el destacado dirigente del partido Centro Democrático de AUV, el mindefensa Holmes Trujillo, retrocedió en su propuesta original y claro, en la misma tribuna mediática de Santos y con igual tamaño publicitario aclara el contenido de sus declaraciones anteriores. Apretando la papada con una corbata que parece la cuerda de un ahorcado y dulcificando los rasgos duros de su fascies pétrea, primero que todo niega que hubiera propuesto una modificación “unilateral” del Acuerdo con las Farc, y a renglón seguido aclara que en la cúpula de Bloque de Poder Dominante (contrainsurgente) en especial en la cúpula militar no hay división sobre la “pax imperante”, liquidando retóricamente el asunto con esta bella oración: …”también dije que, para el país y para la institucionalidad colombiana, que es la gran empresa a recuperar entre todos, es fundamental superar la falsa, inexistente y dañina división artificial entre amigos y enemigos de la paz. Los colombianos somos amigos de la paz”. Comprensiblemente, no se refiere a sus trinos y declaraciones tajantes con los cuales ha las pregunta sobre este tema que hizo el socio de gobernanza, el ex presidente Pastrana.  

Pero el contexto de esta maroma estratégica cuyo resultado sigue estando abierto y supeditado al desarrollo de la lucha de clases, está enmarcado por tres hechos sociales concretos:

1- El declive político (en ningún caso militar) del Hegemón imperialista estadounidense embrollado en el desastre geoestratégico económico, social, sanitario y diplomático, que ha descarnado y puesto en evidencia de manera brutal en la sociedad estadounidense la Pandemia covid 19, y que se está reproduciendo también como una ruina económica, social y sanitaria inexorable (algo de esto capta JM Santos y lo anuncia) en la sociedad colombiana.

2. Los triunfos concretos del Estado, Gobierno y Pueblo venezolano contra la guerra hibrida en curso que le ha declarado el gobierno de Los EEUU: inoperancia diplomática del renombrado Grupo de Lima, inoperancia militar y paramilitar de Colombia contra Venezuela, inoperancia contra los buques petroleros iraníes que vienen a romper el criminal bloqueo estadounidense, e inoperancia en el criminal bloqueo yanki contra Cuba.

3. Ofensiva de las dos fracciones de la oligarquía contrainsurgente por ganar el pleito ya histórico por la Hegemonía general de la sociedad con la ficción de la paz en el postconflicto, la que se ha convertido en la “pax post pandemia de los sepulcros”; con el genocidio sistemático, gota a gota, de cientos de líderes sociales y ex guerrilleros ejecutados por el ejército oficial y para oficial; por la situación (que preocupa a JM Santos) del reciclamiento sangriento y cruel del conflicto social armado en amplias zonas del país y que cada vez vuelve a imponer la solución Politica como única posibilidad de alcanzar una verdadera paz social en Colombia, poniendo una vez más en el orden del día aquella vieja concepción de las DOS NEGOCIACIONES, UNA CON LOS MOVIEMIENTOS ARMADOS Y OTRA CON LOS MIVIMIENTOS SOCIALES que expusimos en su momento, porque no fue tratada adecuadamente en el Acuerdo de la Habana y ha resurgiendo ahora con más fuerza.

Las dos fracciones oligárquicas en riña por la Hegemonía, con su miopía social y porque esa es la visión corta y santanderista (también mencionada por JM Santos) de la pax como victoria militar, es la de haber convertido la Solución Politica contenida en el Acuerdo de la Habana en una Solución Jurídica, reduciéndolo todo a la Justicia Especial para la Paz (JEP) y centrando todo su accionar discursivo, los unos en promover modificaciones en este aspecto jurídico, y los  otros en defenderlo a ultranza, como por ejemplo lo hace el ex negociador H de la Calle 24.05.2020, al explicarla como el máximo logro de su obra negociadora, incluso sobre los otros puntos del Acuerdo como la tierra o la apertura política, etc.

La pretensión clara y de vieja data del Uribismo es lograr la impunidad para los agentes del Estado y terceros de la sociedad civil como dirigentes gremiales y gerentes de corporaciones trasnacionales, etc, que cometieron crímenes de guerra en el conflicto, para lo cual ha desarrollado una larga campaña de claro contenido fascista göbbelsiana de convertir en verdad una mentira evidente: la de equiparar, de poner en igualdad jurídica, a personas que actuaron cubiertas con la LEGALIDAD Y LEGITIMIDAD que les daba un Estado, así este fuese uno de los más corruptos e impune del mundo y donde la justicia es para los de ruana; igualándolos con los rebeldes guerrilleros a quienes desde el mismo momento de su alzamiento fueron declarados criminales y perseguidos durante más de 60 años con todos los instrumentos del Estado incluido el paramilitarismo (que Jorgito 41 pretende reivindicar) que fuera creado para tal fin, hasta lograr su desaparición, como también lo destaca JM Santos.

En la igualación propagandística göbbelsiana de paramilitares y MATARIFES civiles con los rebeldes guerrilleros, está el origen del caso de Jorgito 41, hijo de un criminal de guerra a quien alaba por su inocencia y le da estatus político, quien ha sido nombrado por el subpresidente Duque en un alto cargo en las oficinas del Estado para las víctimas. Igualación que la periodista Salud Hernández, la prologuista del libro de Carlos Castaño, viene haciendo desde sus columnas en la revista Semana.com, igualando la exaltación administrativa oficial del prometedor y lavado “delfín” Jorgito 41, con un hipotético nombramiento del hijo de Marulanda o del mono Jojoy en algún alto cargo oficial, o de los contratos que ha hecho el político liberal Roberto Sáenz, hermano de Alfonso Cano.  

Esa es la ofensiva PROPAGANDISTICA en curso para reivindicar y limpiar, en lugar de desmontar, el paramilitarismo: Detener con humo negro de confusión la erosión que ha producido en la conciencia social colombiana e internacional la serie EL MATARIFE, que se suma al continuado desprestigio del subpresidente Duque. A las grietas en la gobernanza con Pastrana y el súbito silencio de la veterana vicepresidenta. Al escándalo mundial en la cúpula militar sobre los espionajes (chuzadas, perfilamientos, ect) y la corrupción generalizada de las eternas manzanas podridas de ese manzanar podrido por la Doctrina fascista de la Seguridad Nacional. Al colapso sanitario producido por la Ley 100/ 93 de Uribe Vélez, que fue puesto en evidencia por la pandemia coronavid19. Por el desastre social y la ruina económica denunciada por la mayoría de los economistas incluso adictos al régimen, que ya está encima. Por el reciclamiento del conflicto armado en diferentes zonas del país y claro, no podía faltar el arlequín; el colapso de la figura de Timoleón Londoño como dirigente de un partido reducido a una camarilla mediática, quien no pudo ni supo evitar con sus súplicas el colapso del Acuerdo que firmó con su socio JM Santos.

Así las cosas, la contradicción que se ha configurado y sigue dinamizando (ahora se dice motorizando) la sociedad colombiana es entre la ofensiva propagandística del Fascismo contrainsurgente por parar su desprestigio, ganar la riña entre fracciones dominantes en el Estado y sus funciones (o bien Impunidad o bien pax de los sepulcros) con la segunda negociación de la Movilización Social complementaria a los Acuerdos de la Habana que se anuncia para la Post pandemia