La extrema derecha es capaz de todo. Decir que es capaz de todo, significa de todo.

A él, a Uribe esa falange, esa ultra, esa derecha criolla, puede sacrificarlo físicamente en las calles de cualquier ciudad colombiana para sembrar de nuevo el terror y desestabilizar al país. Como preparando terreno para la siguiente contienda electoral.

Estos “fachos”, provocarían, por ejemplo, la santa ira del policía del mundo, que desde la casa blanca enviaría de inmediato sus marines a salvar a Colombia, o lo que es lo mismo, a salvar y proteger sus intereses en bancos, transnacionales, empresas mineras e industriales y sobre todo; para proteger, con esa disculpa, lo que Ellos siempre han considerado suyos, nuestros recursos naturales.

De paso, los Marines cuidarían sus bases militares con las que respiran en la nuca de gobernantes de países vecinos, donde frenéticamente gobiernos progresistas luchan sin cuartel contra el imperio.

Sacrificando a Uribe, o a cualquiera otra figura pública del derechista Centro Democrático, lograrían desestabilizar al país para crear pánico y terror como la ultra derecha y la CIA, han sacrificado líderes en el mundo y en Colombia como Álvaro Gómez Hurtado, Jorge Eliecer Gaitán o Luis Carlos galán, para no mencionar sino los suyos, hablo del establecimiento y los partidos en el poder. Además obviamente de Pizarro, Jaramillo Ossa o Pardo Leal.

No hay que hablar, todavía no hay que hacerlo, sobre el postconflicto. Hay que esperar un poco más, porque es necesario imaginar los titulares de prensa de los próximos días, sobre hechos que llamarían los expertos, sobre hechos sobrevinientes (masacres, muerte a amnistiados, desapariciones y fortalecimiento del paramilitarismo).

De seguro esta derecha criminal ya tendría listo el titular sobre un supuesto atentado contra la vidita del hombrecito de los tres huevitos: El hombrecito de la seguridad democrática, Álvaro Uribe Vélez.

El comunicado denunciando el supuesto atentado saldría nada menos que de la casa de Nariño firmado por JM Santos.

Qué tal que la misma diligencia en expedir un comunicado o de hacer una denuncia, se hubiera cumplido ante la muerte y asesinato de un líder de la lucha por restitución de tierras aquí o de una valiente mujer, como muchas, defensoras de los derechos humanos allá, de aquellas que les cabe en la cabeza el motor del conflicto interno y sus resistencias.

Uribe inmediatamente habría trinado como para hacer ver que se trata de un hecho cierto lo del supuesto atentado. Faltaría más que no hubiera trinado.

Inclusive agradecería también a su supuesto enemigo político Juan Manuel Santos y a sus gloriosas fuerzas militares.

Entonces aprovecharían la trama (fake news) y vendrían retaliaciones. Inventarían nuevos falsos positivos. Habrían falsos carros bombas o falsos perros bomba, como ya ocurrió.

Mientras esto escribo se sabe que los Urabeños, esos paramilitares que nunca se han desmovilizado, que jamás se han desintegrado, que están más vivitos que muertos, mandaron a matar a David de Jesús Goez líder de los reclamantes de tierras en Colombia.

Pero esto no es gratuito. Esto responde a una estrategia de la ultra derecha que no dejará pasar lo que ellos llaman la traición de clase por parte del presidente JM Santos por sentarse con las guerrillas marxistas a buscar una salida política al conflicto social y armado que vive el país.

Por otro lado, a quién o a quienes conviene publicar videos sobre el viejo canibalismo con que los paras eliminan a civiles acusados de ser apoyo de la guerrilla?

Hemos dicho que el paramilitarismo es una estrategia de Estado en Colombia y eso significa que hay todavía en el establecimiento algunos de sus miembros que prefieren anticiparse al postconflicto con esta forma de actuar, a punta de falsos positivos o ejecuciones sumarias.

Esta derecha generaría terror de nuevo. Buscando entre la gente del pueblo reacciones en contra del proceso de paz con el cuento de que si los guerrilleros llegan al poder, habrá más muertos y que repetir la historia de otros países vecinos, no es conveniente.

Lo que se espera con la firma del acuerdo Gobierno-Farc es que esta vez no se trate de un simple proceso que dará algunas curules a la insurgencia en el parlamento, sino que abra el espacio para que lleguen a órganos de administración pública las mujeres, los indígenas, los campesinos, los trabajadores urbanos, los estudiantes, los intelectuales, etc.

Lo que se espera también es la profunda reforma del sistema económico y social por la educación y salud públicas y de calidad para todos.

Hacer real la soberanía colombiana, tanto territorial como alimentaria. Se trata, en fin, de acabar con la eufemística manera de llamar al país como la existencia de las dos Colombias.

El paramilitarismo es la carta de quienes detentan el poder, por si acaso, por si las moscas, por si al firmarse la paz, se vieran demasiado o muy afectados sus intereses.

La extrema derecha es capaz de todo. Decir que es capaz de todo, significa de todo. El país conoce en detalle lo ocurrido y vale la pena pensar que esta vez la gente en las plazas y en las calles de pueblos y ciudades, tendrá la valentía de defender el proceso de paz.

Es una paz, ojalá, con justicia social donde las mayorías puedan recuperar la dignidad perdida. Donde haya oportunidades para todos y la democracia deje de ser un simple discurso de campaña, que sea una democracia incluyente y real.

La comunidad internacional debe estar atenta. Mi país está de nuevo al borde de regresar por los caminos del oprobio, de la dictadura cívico militar, de la sangre y las ejecuciones extrajudiciales. Este puede ser también, el comienzo de los planes de Washington para la recolonización de Latinoamérica, tema que trataré en nueva ocasión.