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La “ratonera” contrainsurgente del Palacio de Justicia de Bogotá

La revista político-informativa Semana.com, en campaña presidencial (2026) por su directora Vicky Dávila, ha publicado una entrevista de la hermana de Pablo Escobar, por lo demás, bastante creíble, que revive un importante evento de la historia de Colombia ocurrido hace 39 años, 6 y 7 de noviembre de 1985, denominado la “toma del Palacio de Justicia de Bogotá”, el que todos-todos como el calamar, quieren ocultar con tinta.

Revista Semana: ¿Pablo Escobar tuvo algo que ver con la toma del Palacio de Justicia?

A.E.: Sí. Pablo quería que quemaran unos documentos, unos expedientes en su contra. Fueron a quemar los expedientes, pero en esas se metió la fuerza pública y eso se volvió una cosa muy horrible. El objetivo no era matar a personas, sino quemar los expedientes. Yo se lo escuché a Pablo.

Semana: Reitero, ¿esa versión se la escuchó a Pablo Escobar?

A.E.Se la escuché a Pablo. Yo también conocí a mucha gente del M-19 que, de algún modo, pudo haberle ayudado. Reitero: solo iban a quemar unos expedientes” …

Ver entrevista completa en https://www.semana.com/nacion/articulo/se-destapa-la-hermana-de-pablo-escobar-revelo-quien-entrego-a-carlos-lehder-hablo-de-la-toma-al-palacio-de-justicia-y-de-la-financiacion-a-belisario-betancur/202507/

 La referencia a la imborrable tragedia politica colombiana en dos actos, la toma y la retoma del Palacio de Justicia en Bogotá en aquel noviembre de 1985, me llevó, además de mis recuerdos luminosos desde la carrera séptima donde se situaba el edificio del Ministerio de Salud y mi escritorio en la jefatura de la División de Programas Médicos Especiales, me llevó, digo, al importante y bastante bien documentado libro de historia oculta de Colombia titulado, “Las guerrillas en Colombia. Una historia desde los orígenes hasta los confines. Ed Debate. Bogotá Sept 2017, escrito por Darío Villamizar Herrera, militante del M19, luego convertido en analista, y escritor de historias, quien plasmó una versión analítica bastante aproximada a los hechos, donde plantea 4 aspectos relacionados íntimamente, que considera básicos, para entender este oscuro bollo contrainsurgente, donde se ve la mano invisible y milagrosa del Santo, sobre el que nadie desea aclarar:

Primero, que se trató de una toma garciamarquiana, bastante bien anunciada, por lo que “el ejército como las fuerzas de seguridad del Estado sabían lo que pretendían los guerrilleros y los estaban esperando; es lo que se ha denominado la teoría de la ratonera”. (pág. 504)

Una trampa contrainsurgente muy bien planeada para acabar con el grueso de la militancia del M19, aunque mal ejecutada, que terminó saliéndoseles de las manos.    

Segundo…” las motivaciones del M19 quedaron consignadas en un folleteo de papel amarillo con el texto de la demanda… acusamos (al presidente Betancur) de traición a la voluntad nacional de forjar la paz por el camino de la participación ciudadana y la negociación” …. Ni más ni menos, que iniciar un juicio en contra del presidente de la República”. (pág. 505)

Se acusaba a al presidente conservador Belisario Betancur, quien se llevó sus secretos políticos y literarios a la tumba, de un delito que solo existía en el delirio de quienes redactaron tal folleto, en un país inmerso en un enmarañado conflicto social armado, donde no existía la ciudadanía, sino la tradición militarista contrainsurgente, hegemónica y autoritaria del estado de sitio y el resguardo del orden público, heredados del Estado del Frente Nacional bipartidista fraguado 1957.

Tercero “otros consideran que se trató de un golpe de Estado técnico y temporal, durante el cual el presidente se mantuvo al margen de las decisiones militares que se tomaron a lo largo de esas 28 horas, hasta culminar con la retoma de las fuerzas militares en una operación que significó, por parte de todos los actores, la violación de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario” … (pág. 506)

Y faltó, de crímenes de Lesa Humanidad por los que se condenó a varios altos oficiales que dirigieron y ejecutaron el plan. A los militantes del M19, no fue posible llevarlos ante la ley, porque todos murieron.

Cuarto… “Si hay rehenes no hay negociación”, era la teoría del gobierno de Reagan, frente a casos como este y como el del crucero Achille Lauro, tomado unas semanas antes por combatientes del Frente para la Liberación de Palestina (FPLP). Charles A Gillespie Jr., embajador de EEUU (en Bogotá) entre 1985 y 1988, presentó un informe confidencial de la Embajada a la Secretaría de Estado en Washington el 9 de noviembre de 1985 (es decir, sobre las cenizas físicas y humanas del Palacio.) que tenía como tema “pérdidas y ganancias del ataque al Palacio de Justicia”.

Y en un recuadro del documento tomado de la US Embassy Bogotá; Villamizar destaca lo siguiente. Cito en extenso, dado lo diciente del informe que impuso la doctrina Reagan mencionada:

Nos han recordado algunas cosas esta semana que son buena señal para el futuro inmediato de este país. Belisario Betancur puede ser notablemente duro cuando las circunstancias lo justifican. Esperamos que en futuros incidentes tenga la misma determinación. Creemos que uno de los factores de presión sobre el presidente Betancur, fue la experiencia del presidente (del Salvador) Duarte, durante el secuestro de su hija por parte de terroristas. Como el ministro (Bernardo) Ramírez, de relaciones exteriores, nos aclaró el mes pasado, Betancur – quien mantuvo contacto telefónico regular con Duarte durante esta dura prueba- creyó que la intensa participación personal del “desesperado” presidente salvadoreño en la negociación fue un “trágico error”, que incluyeron concesiones prematuras y una vulnerabilidad aumentada de la de la democracia salvadoreña. En este sentido, es irónico que uno de los jueces rescatados entre los primeros del Palacio de Justicia fuera el propio hermano del presidente, Jaime Betancur, que además fue víctima de secuestro por parte de los terroristas dos años atrás…. Nos parece que la llamada del M19, el 7, a Betancur par que enviara a Jaime de nuevo a al palacio como mediador, sólo sirvió para reafirmar la decisión politica y personal del presidente de actuar con fuerza en vez de siquiera, dar la impresión de que iba a negociar con terroristas.

El pueblo colombiano está cada vez más enojado y desilusionado con las guerrillas violentas. Los remanentes de la imagen de Robin Hood del M19, murieron en el Palacio. El público apoyará la acción en contra del M19. En cuanto a los otros grupos, especialmente las FARC a menos que sean muy cautelosos, podrían ser arrastrados hacia esta actitud – no necesariamente una mala cosa, según varios-.”  (pág. 508)

Así pues, más que las cien mil referencias que aparecen en el buscador de Google cuando se busca este evento, o en las conclusiones inconclusas de la costosísima Comisión de la Verdad de Colombia, o en las innumerables versiones dadas en la JEP, casi todas contradictorias entre sí; la verdad verdadera habrá que irla a buscar en los documentos “clasificados” de los informes de la Embassy al gobierno en Washington, el que debiera desclasificarlos, no gota a gota, para aumentar las ventas de sus periódicos adictos, sino amplia, libremente y de forma democrática, como dicen ser.   

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